[Expo]

ASIA PACÍFICO Y ARGENTINA: Hacia la cooperación y la construcción de articulaciones económicas


¿Qué políticas públicas convendría adoptar en los próximos años para avanzar en el incremento de nuestras exportaciones, la cooperación y la construcción de articulaciones económicas y tecnológicas estratégicas con los países de Asia Pacífico y subregiones?

• INCREMENTACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN DE LA OFERTA EXPORTABLE: diversificar la oferta exportable para sumar productos con mayor valor agregado, desarrollar a fondo el potencial agroindustrial, lograr un posicionamiento estratégico de la marca país e incrementar el número de empresas que participa en el comercio exterior con Asia Pacífico. Estimo que mejorar los mecanismos de financiación existente y desarrollar nuevos serían útiles con el objetivo de formar un entramado empresarial fuerte que logre introducirse en los países de Asia Pacífico.

• REORIENTACIÓN DE CAPITALES Y FINANCIONAMIENTO: desde aquellas industrias locales que no tienen capacidad para competir en el mercado internacional hacia otras que sí lo tienen o lo tendrían, de manera tal de mejorar la productividad.

• AUMENTO DE PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN: colocando el foco en aquellos productos que en Asia compiten con Argentina (cómo por el ejemplo el acero) de manera tal de responder a cuestiones comerciales urgentes siendo una de las primera opciones para Asia. Por tal motivo es necesario mejorar en el corto plazo la competitividad local en las industrias con potencial de competir a través de mejoras tecnológicas promovidas por el financiamiento adecuado planteado en el punto anterior.

• TRABAJO CONJUNTO ENTRE EL SECTOR PÚBLICO Y LAS AUTORIDADES ASIÁTICAS: con el fin de medir la evolución del comercio con los países de Asia del Pacífico. Trabajar con las autoridades asiáticas para demostrarle con hechos que ciertos sectores de la industria nacional que prácticamente no forman parte de las exportaciones a esos mercados, son competitivos en relación a los productos que sí adquieren desde otros países proveedores. Hay sectores que tienen muy buenas posibilidades de aumentar sus exportaciones, como alimentos, autopartes y materiales para la construcción.

• MAYOR AGRESIVIDAD DEL SECTOR PÚBLICO EN ESTRATEGIAS DE PROMOCIÓN E INSERCIÓN DE PRODUCTOS EN EL MERCADO ASIÁTICO: es vital fortalecer la imagen país, deben sostenerse y profundizarse la participación en ferias comerciales, promocionando a los productos con mayor potencial. Las Cámaras de Comercio Argentinas especializadas en la región son muy activas en la organización de Misiones y la participación en Ferias y Exhibiciones, ayudando y promoviendo la presencia de empresas argentinas, así como también organismos oficiales, como Cancillería y Embajadas, Ministerio de Economía, Fundación EXPORT-AR, que prestan ayuda a quienes quieran realizar contactos de negocios.

• FORMACIÓN DE CONSORCIOS: para desarrollar el conocimiento entre las empresas sobre las posibilidades que tienen para acceder a los mercados de Asia, sumando las capacidades individuales de cada empresa para fortalecer su capacidad de acción y sobre todo de negociación para la exportación de volúmenes mayores que cada empresa por separado no podría lograr.

• PROMOCIÓN, DIFUSIÓN E INTERCAMBIO DE INFORMACIÓN ENTRE ARGENTINA Y ASIA DEL PACÍFICO: a través de acciones conjuntas de manera tal de desarrollar proyectos específicos de inversión e intercambiar información sobre cómo tratar inversiones externas y facilitar el comercio y las inversiones.

• PRESENCIA FÍSICA DE REPRESENTANTES ARGENTINOS EN ASIA: se debería concienciar a las empresas que desean exportar a Asia de la importancia de estar presente físicamente en Asia y apuntar a que realicen esfuerzos para enviar representantes, de manera tal de complementar las políticas públicas. Por otra parte, estimo que la capacitación en torno a las particularidades del comercio con Asia, haciendo hincapié en los factores culturales específicos sería de gran utilidad.
en 07:04
Etiquetas: EXPORTACIÓN
sábado 19 de septiembre de 2009
La Enfermedad Holandesa - Parte 2

Se observa un fuerte proceso de apreciación de la moneda en diversos países de la región. ¿Estamos frente a un caso típico de "enfermedad holandesa" o en realidad los países intentan de esa manera evitar males mayores como la inflación?

En relación al interrogante en cuestión, estimo que el fenómeno que se presenta en América Latina puede llegar a tener cierta relación con el fenómeno de la Enfermedad Holandesa. Sin perjuicio de esto, también creo que en algunos casos en particular la apreciación de la moneda se acerca a una conducta de respuesta que varios de los países de América latina adoptan ante el crecimiento de sus términos de intercambio dejando apreciar sus monedas y realizando una política monetaria contractiva durante el crecimiento en un intento por mantener la inflación bajo control. Dicho en otras palabras: la apreciación de la moneda tiene más que ver con la entrada masiva de fondo en un intento de contener un proceso inflacionario.

En el caso de Argentina y la soja, creo que hay algunas diferencias, ya que si bien es un recurso natural abundante, innegable también que continúa siendo abundante y que las cosechas aumentan año tras año porque la acción humana lo permitió (a través de inversiones en semillas, maquinarias y fertilizantes, por ejemplo y a diferencia de lo sucedido en Holanda con el descubrimiento de gas natural). En este sentido, se desarrolló un complejo agroindustrial competitivo en torno a esta actividad, contrariamente a lo que sucede habitualmente cuando un país depende excesivamente de este recurso y deja de impulsar la industria. En el caso argentino, estimo que tiene más que ver con una política monetaria donde se aprecia el tipo de cambio para contener inflación.

En el caso de Brasil, por ejemplo, opino que podría tratarse de una especie de mal holandés, donde existen recursos naturales abundantes y donde la apreciación del real fue provocada ante una mejora en el precio de los commodities y no como consecuencia de una apreciación de la moneda por parte de este país para detener la inflación. A esto debe sumársele el diferencial que representa la tasa de interés interna con respecto a la internacional.

En el caso de Chile y el cobre, creo que este país no se encuentra inmune a la enfermedad holandesa, donde un aumento importante en el precio de este bien exportable y una mayor entrada de divisas al mercado podría afectar al resto de las industrias exportadoras principalmente, aquellas menos competitivas ligadas a las pequeñas y medianas empresas, debido a la caída en el precio del dólar. En este sentido, resulta necesario que Chile adopte una política para el precio del dólar incluida dentro de un plan nacional de desarrollo que tienda a la diversificación de sus exportaciones y a la sustentabilidad ambiental, de manera tal de no caer en el Mal Holandés.

Aunque el buen momento de los commodities coincide con una etapa de expansión en los países de América Latina, este fenómeno implica varios desafíos para la región. Obviamente el temor de que el esquema actual de incentivos termine provocando una especialización en la explotación de recursos naturales y un proceso de desindustrialización está latente. Existe un riesgo de Enfermedad Holandesa: el peligro de que la entrada masiva de divisas provocada por el aumento del precio de los commodities exportados derive en una apreciación del tipo de cambio que a su vez desaliente la actividad industrial.

Sin perjuicio de esto, estimo que caer en la Enfermedad Holandesa dependerá en mayor o menor medida del tipo de política macroeconómica que cada país de América Latina adopte. Chile con el cobre es un ejemplo claro de un país con un producto primario exportado en abundancia que consiguió sostener un crecimiento en las últimas décadas.

En mi opinión, en el caso de mantenerse el buen momento de los commodities, existe el riesgo de que los países latinoamericanos caigan en una situación de cierta “comodidad” y desalienten el fomento de un crecimiento a mediano plazo a través de inversiones en infraestructura o en capital humano. Por otra parte, un cambio a nivel internacional en el comercio de los commodities, puede llevar a que un país que depende en exceso del producto en abundancia se desestabilice. Lo ideal en este caso, coincidiendo con el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe de la CEPAL[1], sería que el gran caudal de divisas que ingresan a los países sea canalizado en inversiones que aseguren el crecimiento futuro de sectores no relacionados directamente con los commodities, sobre todo en investigación y desarrollo de manera tal de generar ventajas competitivas dinámicas.

[1] CEPAL, Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, Publicación de las Naciones Unidas, Chile, diciembre de 2007.


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La Enfermedad Holandesa - Parte 1


Tal como su origen lo indica, este fenómeno se desencadenó por primera vez en Holanda y dio surgimiento a este término durante la década del sesenta cuando las riquezas de los Países Bajos aumentaron en forma considerable luego del descubrimiento de yacimientos de gas natural en el Mar del Norte.

La enfermedad holandesa se refiere al efecto que tiene un auge exportador importante sobre la economía de un país, basado generalmente en el descubrimiento de recursos primarios exportables o en un aumento de sus precios. Este tipo de auge suele provocar efectos desfavorables sobre otros sectores de la economía y de ahí el nombre de “enfermedad” o “mal”.

En el caso holandés, este mal comenzó luego del descubrimiento de un recurso natural en abundancia, el gas natural. Exportar este recurso natural abundante provocó un flujo monetario hacia el país y consecuentemente, la apreciación en los tipos de cambio. Para los países que padecen esta enfermedad resulta cada vez más fácil y conveniente importar los productos de los que carece, en detrimento de la industria nacional, a la que le resulta cada vez más difícil exportar su producción. La industria nacional sufre una degradación importante, ya que no se generan oportunidades interesantes para su desarrollo, dado que las necesidades del país pueden suplirse sin mayores inconvenientes por las importaciones.


Si bien este fenómeno puede producirse por el descubrimiento de algún recurso natural en abundancia, también puede ser el resultado de cualquier otro fenómeno que genere gran entrada de capitales. En la actualidad, este término se aplica como una denominación general que aplica a distintas economías del presente y del pasado y que se utiliza para nombrar a las consecuencias provocadas por un aumento de ingresos significativo en un país.

De esta forma, una situación potencialmente “favorable” como es el hecho de tener un recurso natural en abundancia, se transforma en un factor de riesgo dada la excesiva dependencia de ese recurso y la degradación de la industria, donde cada vez se hace menos atractivo desarrollar una actividad industrial, porque las necesidades pueden satisfacerse sin mayores inconvenientes con las importaciones.

Si bien el país que la padece cuenta con “salud externa”, también sufre de una “enfermedad interna”. Si bien los beneficios en el corto plazo son más que tentadores, los riesgos en el mediano largo plazo son altísimos. Supongamos que ese recurso natural se acaba o se pierde o que se produzca una caída abrupta de su precio en los mercados internacionales. Nos encontraríamos, sin lugar a dudas, a un flujo monetario detenido y agravado por la no existencia de una industria sólida y diversificada para crecer.

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La Enfermedad Holandesa - Parte 2

Se observa un fuerte proceso de apreciación de la moneda en diversos países de la región. ¿Estamos frente a un caso típico de "enfermedad holandesa" o en realidad los países intentan de esa manera evitar males mayores como la inflación?

En relación al interrogante en cuestión, estimo que el fenómeno que se presenta en América Latina puede llegar a tener cierta relación con el fenómeno de la Enfermedad Holandesa. Sin perjuicio de esto, también creo que en algunos casos en particular la apreciación de la moneda se acerca a una conducta de respuesta que varios de los países de América latina adoptan ante el crecimiento de sus términos de intercambio dejando apreciar sus monedas y realizando una política monetaria contractiva durante el crecimiento en un intento por mantener la inflación bajo control. Dicho en otras palabras: la apreciación de la moneda tiene más que ver con la entrada masiva de fondo en un intento de contener un proceso inflacionario.

En el caso de Argentina y la soja, creo que hay algunas diferencias, ya que si bien es un recurso natural abundante, innegable también que continúa siendo abundante y que las cosechas aumentan año tras año porque la acción humana lo permitió (a través de inversiones en semillas, maquinarias y fertilizantes, por ejemplo y a diferencia de lo sucedido en Holanda con el descubrimiento de gas natural). En este sentido, se desarrolló un complejo agroindustrial competitivo en torno a esta actividad, contrariamente a lo que sucede habitualmente cuando un país depende excesivamente de este recurso y deja de impulsar la industria. En el caso argentino, estimo que tiene más que ver con una política monetaria donde se aprecia el tipo de cambio para contener inflación.

En el caso de Brasil, por ejemplo, opino que podría tratarse de una especie de mal holandés, donde existen recursos naturales abundantes y donde la apreciación del real fue provocada ante una mejora en el precio de los commodities y no como consecuencia de una apreciación de la moneda por parte de este país para detener la inflación. A esto debe sumársele el diferencial que representa la tasa de interés interna con respecto a la internacional.

En el caso de Chile y el cobre, creo que este país no se encuentra inmune a la enfermedad holandesa, donde un aumento importante en el precio de este bien exportable y una mayor entrada de divisas al mercado podría afectar al resto de las industrias exportadoras principalmente, aquellas menos competitivas ligadas a las pequeñas y medianas empresas, debido a la caída en el precio del dólar. En este sentido, resulta necesario que Chile adopte una política para el precio del dólar incluida dentro de un plan nacional de desarrollo que tienda a la diversificación de sus exportaciones y a la sustentabilidad ambiental, de manera tal de no caer en el Mal Holandés.

Aunque el buen momento de los commodities coincide con una etapa de expansión en los países de América Latina, este fenómeno implica varios desafíos para la región. Obviamente el temor de que el esquema actual de incentivos termine provocando una especialización en la explotación de recursos naturales y un proceso de desindustrialización está latente. Existe un riesgo de Enfermedad Holandesa: el peligro de que la entrada masiva de divisas provocada por el aumento del precio de los commodities exportados derive en una apreciación del tipo de cambio que a su vez desaliente la actividad industrial.

Sin perjuicio de esto, estimo que caer en la Enfermedad Holandesa dependerá en mayor o menor medida del tipo de política macroeconómica que cada país de América Latina adopte. Chile con el cobre es un ejemplo claro de un país con un producto primario exportado en abundancia que consiguió sostener un crecimiento en las últimas décadas.

En mi opinión, en el caso de mantenerse el buen momento de los commodities, existe el riesgo de que los países latinoamericanos caigan en una situación de cierta “comodidad” y desalienten el fomento de un crecimiento a mediano plazo a través de inversiones en infraestructura o en capital humano. Por otra parte, un cambio a nivel internacional en el comercio de los commodities, puede llevar a que un país que depende en exceso del producto en abundancia se desestabilice. Lo ideal en este caso, coincidiendo con el Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe de la CEPAL[1], sería que el gran caudal de divisas que ingresan a los países sea canalizado en inversiones que aseguren el crecimiento futuro de sectores no relacionados directamente con los commodities, sobre todo en investigación y desarrollo de manera tal de generar ventajas competitivas dinámicas.

[1] CEPAL, Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe, Publicación de las Naciones Unidas, Chile, diciembre de 2007.